Siempre relato el mismo recuerdo, ese instante está fresco en mi memoria tras más de cuarenta años.
Apenas con cuatro años mi bisabuela Simona dejó en mis manos una nuez asada.Tanto el lugar como el momento son especiales: una cocina en un pueblo de León y una de las pocas imágenes de ella que sigue viva muy dentro de mí. Como si hubiera sido ayer, como si se produjera hoy.
Cuando hablo de cocina hablo de aquella imprescindible de carbón con aros que se abrían con un badil y con una especie de horno frontal donde poníamos las piedras a calentar. Las mismas piedras que llevábamos a la cama para entibiar los pies.
Aún hoy cuando lo escribo me sorprendo de aquellos tiempos, que por cierto, no son tan lejanos, pero que si lo comentas con tus sobrinos de 18 años parecen imágenes de un pasado muy remoto.
Pues allí es donde ponía las nueces y calentitas las sacaba. Y desde allí a mis manos, aún caldeadas.
Mientras, jugaba con ella de mano en mano para no quemarme pero eso sí, nunca tirarla. Deduzco que para una niña tan chica aquello debió ser su mayor tesoro durante esos minutos.
Tras reírse al ver mi actitud, Simona volvió a coger la nuez y la partió muy fácilmente. Sí, supongo que eso hacen los superhéroes y es por ello que mi bisabuela lo era para mí.
Meterla en la boca fue el siguiente paso. Si cierro los ojos puedo reconocer ese sabor tan característico de la nuez aún candente. Diferenciar texturas y matices aún no eran parte de mis habilidades aunque a día de hoy sí que rememoro la nuez templada y lo bien que sabía, entre nuez verde y el aroma al carbón de la cocina. La mejor nuez que he comido en mi vida.
Esa es mi primera reminiscencia con la gastronomía que sigue latente .
Hoy he recibido una noticia que me alegra el corazón y que me hace volver a sentirme especial y privilegiada: el nombramiento como académica de la Academia Castellana y Leonesa de Gastronomía y Alimentación .
Sólo puedo expresar agradecimiento y humildad ante la tarea y la responsabilidad que este título conlleva.
Gracias a los que presentaron mi candidatura y a los que la aprobaran dando su consentimiento para que siga defendiendo nuestra gastronomía como si de aquella nuez se tratara.
Como el tesoro que es y que debemos preservar. Así seguiré haciéndolo.