Adrián Quetglas es de aquí y de allí y por ello tiene cosas de allí y de aquí.
Nacido en Buenos Aires regresa a Mallorca, la isla de sus abuelos, en plena adolescencia y es en esta tierra donde comienza su vida cerca de la cocina.
París, Londres y Moscú han sido tres de las ciudades donde se ha formado y ha vivido la gastronomía que hoy presenta en su restaurante de Palma de Mallorca.
Una estrella Michelín ya es un reclamo interesante, y si además su menú degustación es 33 € la oferta se hace aún más atractiva.
El restaurante en si no es muy grande pero sí acogedor y, me atrevo a decir, un poco romántico. En la entrada, en el mismo Paseo de Mallorca nº 20 dispone también de terraza, sobre todo para las noches mallorquinas. Un lugar estupendo, ¿por qué no?, para ver y que te vean.
Para los mediodías Quetglas elabora un menú de cinco pasos, un menú urbano. Las noches se amplía con dos platos más (50 € es el precio del nocturno)
Con esta premisa y en un día realmente caluroso del mes de agosto me dispuse a probar el menú de esa semana.
Para comenzar y al centro de mesa un alioli casero con distintos panes que hace las delicias de todos los presentes. Meloso y muy equilibrado es un perfecto aperitivo muy típico en la isla.
Con la carta en la mano te das cuenta que los 33 € son sin bebidas por lo que tienes dos opciones, unirte al maridaje que propone el restaurante (25 € por persona, cinco copas) o lanzarte a la elección de una botella de vino de su carta.
Comienza el pase con una Lubina confitada con cous cous al cabrón y agua de encurtidos. Extraordinario el punto de la lubina con una presentación del plato muy cuidada .
El plato que marcaría la diferencia del menú es la Crema de brócoli con trufas de pintada, tierra de setas y cuajada de frutos especiados. Un perfecto equilibrio entre todos los ingredientes marcados por la sutileza y sabor de la crema. Directamente a mi top de los 12 platos mejores del año.
El Bacalao con arroz de hierbas aromáticas, alioli de pimiento choricero y aire de queso ahumado es una atrevida apuesta que funciona bien. De nuevo destaca el punto perfecto del pescado que demuestra la buena técnica en cocina.
No tiene la misma suerte la Carrillera de cerdo negro con trigo sarraceno, remolacha y mousse de smetana con eneldo. No acabó de cuajar entre los comensales, un plato bastante plano que no aportaba mucho. Correcto pero una pena para ser la carne del menú.
El postre una gran sorpresa, Piña Colada. Divertido, con un gran sabor y sin ser empalagoso. Una extraordinaria piña colada que se come con cuchara. La perfección para alguien que no se lleva bien con este tipo de postres.
Como última opción puedes apuntarte a la Tabla de quesos (9€ por persona). Una selección ofrecida por Saglá que incluían un Gruyere, Manchego y Azul La Peral entre otros. Muy acertada y un perfecto fin de menú.
Saglá tienen dos tiendas especializadas en quesos en los mercados de Olivar y Santa Catalina donde ofrecen más de 100 tipos de referencias de quesos de todo el mundo. Visita imprescindible para los amantes de este producto.
Para acompañar todo el menú nos decantamos por las cinco copas ofrecidas por el restaurante: Espumoso, rosado de Hermanos Lurtón (Rueda), blanco Pardevalles (Tierra de León), Juan Gil (Jumilla) y un moscatel Enrique Mendoza.
Personalmente me pareció excesivo el precio de cinco euros por copa para estos vinos. Quizás compense mirar la carta y elegir alguno que vaya bien con los platos. No deja de ser otra opción.
Quiero destacar y agradecer la atención y amabilidad del jefe de sala, Tino, atendiendo y resolviendo las necesidades de uno de los comensales de nuestra mesa. Son los detalles que marcan diferencia.
En conjunto una experiencia agradable y sorprendente que merece la pena visitar. Cocina con extraordinarios productos y fusión de culturas que Quetglas nos regala con toda su experiencia.
Precio final del menú: 67 €