Me gustan los restaurantes pequeños, coquetos. Me gustan los espacios con un toque personal donde cuidan los detalles. Desde la elección de las sillas, o la decoración hasta el mensaje que te llega.
Y si hablamos de detalles, hablamos de Le Quialité. Porque no solamente son esos gestos los que te van calando, también, y más importante aún, especificar la procedencia de sus productos. Con nombres y apellidos, con su historia. Lo que ahora llaman «storytelling» y que toda la vida se ha llamado decir las cosas por su nombre.
Porque lo que está claro es que una de las razones de una buena cocina, quizás la más importante, es tener productos de calidad. Y esos productos, es obvio, los elabora alguien.
María y Marcos llevan ya siete años al frente de este pequeño restaurante de la calle Ponzano de Madrid, apostando por los productos locales, por comida reconfortante y también de aprovechamiento. Su cocina es casera y muy concienciada con la tradición y el medioambiente.
Son plenamente conscientes de la preocupación cada vez mayor que tenemos por saber qué comemos y es por ello que compran directamente a los productores desde sus inicios
Nuestro menú comienza por unos crujientes de Morcilla de León de «José Suárez»con compota de manzana, queso Brie y Coulis de Mango. A mi ya me ganaron sabiendo desde el principio esas raíces del Bierzo y sus productos, así como los guiños a otras comunidades y productores
La compota suaviza la potencia de la morcilla, que no lleva a arroz y a la que se le añade miga de pan, ajo, pimentón y manteca de cerdo, haciéndola diferente.
No podía faltar los famosos puerros de Sahagún al horno con vinagreta y yema crujiente. Otra apuesta fresca que anima a seguir pidiendo.
Nos atrevimos también con su Sobao Pasiego «El Andral» tostado con queso S.O.P Cebreiro Castelo , oreja en su guiso y papada ibérica de bellota de Fisán. Así, de primeras, un plato contundente pero que resultó la gran sorpresa del día. No sólo por su jugosidad, también por el pleno sabor del guiso unido a la mantequilla. Todo un acierto para un plato que sinceramente, da respeto.
Otro de los entrantes que merece la pena es su Mi-cuit de Foie de Selectos de Castilla con frixuelos y plátano de Canarias caramelizado. Gran plato que aúna productos singulares y que funciona muy bien (le he probado en casa con invitados y todos encantados)
Como plato fuerte un mar y montaña; arroz de botillo y chipirones. También con nombre y apellidos porque el botillo vine directamente de Molinaseca (León) elaborado por Industrias Cárnicas Julio desde 1980, los chipirones de la ría de Betanzos y el arroz bomba D.O.P Calasparra-
A pesar de ese botillo el arroz, repleto de su sabor, no es contundente, lleva la esencia de ese producto tan tradicional de la zona de El Bierzo. Personalmente, y así se lo comenté, los chipirones no me aportaron mucho en el plato hubiera preferido una gamba roja o similar. (Preguntad porque es plato de temporada)
Como postre, su ya famoso pastel asado de queso DOP Cebreiro Castelo y Queso Zamorano, perfecto final de comida
Todo ello regado con una carta de vinos no muy extensa, pero de calidad con referencias de pequeñas bodegas que dan muchas sorpresas.
En definitiva, Le Qualité es ese lugar donde el protagonista es el producto y productor. Es el buen hacer de una cocina auténtica de la mano de María y Marcos, artífices de todo esto, de buscar y elegirlos.
Por cierto, todos los productos se pueden adquirir en el mismo restaurante, ¿alguien da más?
Como digo en mi consultoría, todo producto tiene una historia y es nuestra obligación contarla. Así de bien lo hacen en Le Qualité. ¡Enhorabuena!